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El guía Montessori-adulto
por Betzabé Lillo
Uno de los aspectos más destacados de la educación Montessori consiste en desarrollar la autonomía de los niños y jóvenes. Para ello, Montessori señala como un factor primordial la preparación personal del adulto que acompañará los procesos educativos de los niños. En palabras de María Montessori (1936): “…para educar al niño de manera distinta, para salvarlo de los conflictos que ponen en peligro su vida psíquica, es necesario en primer lugar, un paso fundamental del cual depende todo el éxito: es el de modificar al adulto”. Por eso, quizás, uno de los mayores desafíos de la propuesta educativa montessoriana es el trabajo personal que debe desarrollar el adulto, en este caso el profesorado. Utilizar la mayor variedad de estrategias de evaluación respetuosa y coherente con cómo aprende cada uno de nuestros estudiantes, nos permitirá acompañar adecuadamente ese proceso. En pedagogía esto se entiende como pasar de un modelo transmisivo del conocimiento, a un modelo de construcción social del conocimiento.
Una de las características de la Educación Montessori es el trabajo educativo que se realiza en Ambientes Preparados donde el curriculum está expuesto y el rol del profesor y de los estudiantes adquiere un nuevo significado. En esta trilogía educativa, que contempla al Niño-niña, al Guía Montessori y al Ambiente Preparado, se avanza de una manera equilibrada y acorde con las distintas etapas de desarrollo. Nuestro modelo educativo contempla como una meta el acompañamiento individual de los procesos de cada estudiante, para que cada uno pueda desarrollar su máximo potencial. Para ello, realizaremos un trabajo pedagógico en parejas educativas, lo que permite centrarnos, tanto en los procesos de aprendizaje de los niños y jóvenes a través de un seguimiento e intercambio educativo constante por parte del equipo docente.